La lectura de esta nueva obra de J. Krishnamurti aporta una amplia variedad de enfoques que, de modo claro y directo (y en forma de preguntas y respuestas), abre las puertas a la comprensión de una nueva relación con los demás, con nosotros mismos y con la propia vida.Como consecuencia de los innume...
La lectura de esta nueva obra de J. Krishnamurti aporta una amplia variedad de enfoques que, de modo claro y directo (y en forma de preguntas y respuestas), abre las puertas a la comprensión de una nueva relación con los demás, con nosotros mismos y con la propia vida.
Como consecuencia de los innumerables problemas que todos sobrellevamos, perdemos con facilidad el sentido de la armonía y de la belleza. Es éste un mundo en el que, aunque sentimos la natural necesidad de ser amados, el amor parece alejarse, devaluarse o disolverse inevitablemente en medio del ajetreado bullicio que nos rodea.
Krishnamurti, de la misma forma que responde a las variadas preguntas que se le plantean en estas páginas, nos formula a cada uno de nosotros, a la vez, una serie de interrogantes directos que nos enfrentan a nuestra propia realidad, interrogantes que, según manifiesta, «tienen respuesta cuando sabemos hacernos la pregunta correcta».
Todo ello con el fin de que cada uno, por sí mismo, encuentre el significado real de su propia existencia.
«Tratamos de encontrar seguridad en un grupo, en la tribu, esa tribu glorificada que es la nación, y, sin embargo, esa nación se halla en conflicto con otra nación? Al exigir seguridad psicológica nos hemos dividido en hindúes, musulmanes, judíos, árabes, quienes creen en Jesús o en otra cosa?, los cuales sólo han creado seguridades ilusorias porque todas están peleándose entre sí. Cuando vemos la verdad de que la mente, o el pensamiento, ha buscado seguridad en ilusiones, esa misma percepción genera la inteligencia.» K.
JIDDU KRISHNAMURTI(1895-1986) fue un maestro espiritual único y revolucionario que viajó e impartió conferencias por todo el mundo hasta su muerte, a los noventas años de edad. No ofrecía una «filosofía», sino la posiblidad de que el ser humano quedara libre de todos los sistemas, de las cadenas de las ideologías y de las opiniones populares, así como de las religiones organizadas y de la tiranía de la mente o del cuerpo.