• DÍA QUE EL EMPERADOR MATÓ UN RINOCERONTE, EL

    PARA ENTENDER EL CIRCO ROMANO

    TONER, JERRY SIRUELA, S.A. Ref. 9788419942777 Ver otros productos de la misma colección Ver otros productos del mismo autor
    «El gran logro de Jerry Toner es enseñar al mundo la taberna romana en lugar del Senado, los cubículos en vez de las grandes villas».  Mary Beard, The Times Literary SupplementEl emperador romano Cómodo quería matar un rinoceronte con arco y flechas, y quería hacerlo en el Coliseo. Su pasión por la ...
    Ancho: 145 cm Largo: 215 cm Peso: 326 gr
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    19,95 €
  • Descripció

    • ISBN : 978-84-19942-77-7
    • FechaEdicion : 01/06/2024
    • AñoEdicion : 2024
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autores : TONER, JERRY
    • Traductores : LEÓN, VICTORIA
    • NumeroPaginas : 232
    • Coleccion : BIBLIOTECA DE ENSAYO / SERIE MAYOR
    • NumeroColeccion : 144
    «El gran logro de Jerry Toner es enseñar al mundo la taberna romana en lugar del Senado, los cubículos en vez de las grandes villas».  

    Mary Beard, The Times Literary Supplement




    El emperador romano Cómodo quería matar un rinoceronte con arco y flechas, y quería hacerlo en el Coliseo. Su pasión por la caza era tan ferviente que soñaba con abatir todo tipo de bestias, y su destreza era tal que se afirmaba que nunca erraba un blanco. Durante catorce días, a finales del año 192 d. C., Cómodo organizó los combates entre gladiadores más fastuosos y espectaculares que Roma hubiera visto jamás. La gente acudió desde remotas regiones del imperio para presenciar un espectáculo en el que el propio emperador sería la atracción estrella, pues planeaba luchar en la arena como un gladiador más.




    ¿Por qué los gobernantes gastaban ingentes recursos en tan desmesurados espectáculos? ¿Por qué la plebe disfrutaba presenciando la matanza de animales y la lucha a muerte entre los hombres? ¿Cómo comprender en la actualidad su verdadero significado? Con brillantez y agilidad, Jerry Toner responde a estas preguntas examinando, entre otras, las nociones de honor personal, vigor viril y sofisticación que convertían los juegos en un poderoso relato sobre sí mismos  que a los romanos les encantaba contarse.




    «Solo hechos indudables, contados con claridad. En otras palabras, una delicia».

    Catherine Nixey, The Times