“Las cuestiones de la conciencia de la forma, la belleza y la armonía no me interesan tanto a nivel abstracto como en la medida que afectan a la vida cotidiana y en relación con el arte de vivir. La vida cotidiana, si nos fijamos en las teorías orientales del arte, es un aspecto central del camino d...
“Las cuestiones de la conciencia de la forma, la belleza y la armonía no me interesan tanto a nivel abstracto como en la medida que afectan a la vida cotidiana y en relación con el arte de vivir. La vida cotidiana, si nos fijamos en las teorías orientales del arte, es un aspecto central del camino del artista.”
Como en el arte o en el diseño, carecer de forma implica dispersión y pérdida de referencias, quedar expuesto a los fenómenos externos sin ritmo ni control. Dar forma a lo cotidiano es una invitación a poner en valor nuestra realidad tangible y manejable, a trabajar la atención plena sobre las cuestiones básicas que rigen nuestra cotidianidad —la alimentación, el amor, los medios de comunicación, la vestimenta y nuestras posesiones— y conectar con ellas de forma consciente, limitando sus contornos y encontrando su lugar en la red que conforma nuestro fundamento vital.