Incapaz de sobreponerse a la muerte de su mujer, el taciturno protagonista de esta novela, Hugues Viane, decide instalarse en Brujas, donde el agua estancada de los canales eterniza su duelo. Durante el día, Viane permanece en casa, resignado auna vida de aislamiento sólo ritmada por el sonido de la...
Incapaz de sobreponerse a la muerte de su mujer, el taciturno protagonista de esta novela, Hugues Viane, decide instalarse en Brujas, donde el agua estancada de los canales eterniza su duelo. Durante el día, Viane permanece en casa, resignado a una vida de aislamiento sólo ritmada por el sonido de las campanas. Con el caer de la tarde, sale y pasea por calles solitarias en otro tiempo orgullosas de su rico pasado comercial. Será en el curso de una de esas deambulaciones, siempre bajo el acecho del antiguo beffroi de la ciudad, cuando se cruce con Jane, una joven vedette en la que Viane proyectará fatalmente el «recuerdo viviente» de su esposa muerta. En su imaginación —en su memoria—, el rostro de ambas mujeres se une hasta confundirse. Pero, con cada encuentro, las diferencias acabarán aflorando: veleidosa, trivial, amante del lujo y de la riqueza, Jane está lejos de revelar la sustancia, la gracia y la dulzura de la difunta, y la enfermiza relación entre ambos, alimentada sólo por falsas ilusiones, tomará pronto un giro inesperado. Obra maestra de la literatura simbolista finisecular, de la que no se excluyen las tesis de lo fantástico, Brujas (la muerta) vería la luz por primera vez en 1892. Más de un siglo después, esta trágica historia de amor y pérdida, pionera en el uso narrativo de la fotografía, conserva intacta su capacidad de fascinación. Con una nueva e inspirada traducción y un prólogo esclarecedor de Cristian Crusat, la presente edición restaura el texto ataviado con las treinta y cinco ilustraciones aparecidas en la publicación original, a fin de presentarla ante una nueva comunidad de lectores.