Cynthia Ozick publicó este ensayo por primera vez en 1997, en las páginas de la revista New Yorker, con la clara intención de darle la vuelta a la interpretación tradicional que se le ha dado al famoso diario de Anna Frank.«La historia de Anne Frank se ha expurgado, distorsionado, trucado, traducido...
Cynthia Ozick publicó este ensayo por primera vez en 1997, en las páginas de la revista New Yorker, con la clara intención de darle la vuelta a la interpretación tradicional que se le ha dado al famoso diario de Anna Frank. «La historia de Anne Frank se ha expurgado, distorsionado, trucado, traducido, reducido, infantilizándose, homogeneizándose y sentimentalizándose hasta acabar falseada, cursilizada y, en definitiva, impúdica y arrogantemente negada. Entre los falseadores se encuentran dramaturgos y cineastas, traductores y litigantes, el propio padre de Anne Frank, e incluso -o sobre todo- el público, de lectores y espectadores, en el mundo entero. Una obra cargada de una profunda verdad se ha convertido en un instrumento de verdades a medias».