Duffy Deeter cree en el dolor. Nada como el sabor de tu propia sangre para estar a lo que hay que estar. Quienes viven preocupados por el futuro de sus hijos, por Dios o por el orden del universo, deberían salir a la calle y romperse un par de costillas, así se les pasaría la tontería. Un remedio ba...
Duffy Deeter cree en el dolor. Nada como el sabor de tu propia sangre para estar a lo que hay que estar. Quienes viven preocupados por el futuro de sus hijos, por Dios o por el orden del universo, deberían salir a la calle y romperse un par de costillas, así se les pasaría la tontería. Un remedio bastante más barato que un psiquiatra y no tan humillante. Por eso, Duffy vive obsesionado con el fitness y los deportes de contacto y resistencia. Para él todo es récord y competición. El triunfo es aguantar. El budismo zen y los libros también ayudan, cualquier esfuerzo por entender el mundo, nombrar el abismo, batirse con él y evitar las gilipolleces. Pero, de un tiempo a esta parte, la vida se le ha empezado a descoser., pero que a diferencia de los caballeros que imitaba don Quijote, están protagonizados por antihéroes. Decenas o cientos de relatos que nos ayudan a recomponer su propia historia y a intuir su desolación ante un mundo en el que no encajan, al que solo pueden enfrentarse con la imaginación. Porque, como dice el protagonista de El peso de vivir en la tierra, «La vida es lo único infinito que tiene