Este libro analiza por qué el uso del automóvil deteriora la calidad urbana; por qué los edificios residenciales altos son inconvenientes; qué hace que una calle sea atractiva para caminar, por qué en una ciudad sana los espacios públicos, y no los centros comerciales, son el lugar de encuentro; cuá...
Coleccion :ESTUDIOS UNIVERSITARIOS DE ARQUITECTURA
NumeroColeccion :9
Este libro analiza por qué el uso del automóvil deteriora la calidad urbana; por qué los edificios residenciales altos son inconvenientes; qué hace que una calle sea atractiva para caminar, por qué en una ciudad sana los espacios públicos, y no los centros comerciales, son el lugar de encuentro; cuántos bancos debe haber en un espacio público y cómo se deben situar. El autor se adentra en temas tan fascinantes como el de los bordes, y por qué preferimos estar en el borde de una plaza y no en medio de ella. El trabajo del autor es profundamente humano; explora las necesidades que tenemos los seres humanos más allá de la supervivencia. ¿Qué necesitamos los seres humanos para nuestra realización más plena?. Necesitamos, por ejemplo, caminar, ver gente, estar con gente. Y la ciudad debe tener características que propicien ese contacto con otros. Una ciudad es sólo un medio para una manera de vivir; lo que propone este libro es una mejor manera de vivir, una manera más feliz de vivir. Este libro es un mensaje para los arquitectos y les recuerda que su propósito no es ganar premios, sino enaltecer lo humano. Aunque sea hermoso -y debe serlo- lo que diseñan es para ser vivido, no para ser evaluado por los críticos de arte. En la ciudad bien diseñada, la estrella es el ciudadano común y no el arquitecto fulgurante.