Detestamos el aburrimiento, odiamos las esperas y nos encanta apretar el ritmo. Pero quienes se fustigan sometiéndose a la tiranía de los plazos viven de espaldas a las posibilidades que la vida les brinda. El tiempo es vida, y no solo es precioso, sino también diverso y variopinto. El tiempo es de ...
Detestamos el aburrimiento, odiamos las esperas y nos encanta apretar el ritmo. Pero quienes se fustigan sometiéndose a la tiranía de los plazos viven de espaldas a las posibilidades que la vida les brinda. El tiempo es vida, y no solo es precioso, sino también diverso y variopinto. El tiempo es de quienes abjuran de la máxima que lo subordina todo en la vida al beneficio económico. La calma es un anhelo. Y la lentitud, una invitación. Karlheinz A. Geißler, el «estudioso del tiempo más famoso de Europa», muestra que las personas serenas disfrutan más de la vida. Pueden contemplar lo singular, el detalle. En cambio, cuando la vida es una autopista se pasa de largo la felicidad. Por eso: ¡mucha calma! Date tiempo. La vida es demasiado corta… y muy hermosa para ir con prisas.