Ludwig Wittgenstein proyectó una casa para su hermana Margarethe, situada en la Kundmanngasse de Viena. En el 2015, un grupo de gitanos búlgaros y rumanos son invitados a este lugar, la Casa Wittgenstein, sede de la delegación cultural de la embajada de Bulgaria. Lo que debía ser una celebración de...
Ludwig Wittgenstein proyectó una casa para su hermana Margarethe, situada en la Kundmanngasse de Viena. En el 2015, un grupo de gitanos búlgaros y rumanos son invitados a este lugar, la Casa Wittgenstein, sede de la delegación cultural de la embajada de Bulgaria. Lo que debía ser una celebración de unos pocos días se convirtió en una larga ocupación a la que se añadieron flamencos, bohemios y artistas venidos de media Europa. Cierta o no, esa circunstancia es un pretexto que Pedro G. Romero utiliza para desplegar un intricado juego conceptual que debe llevarnos a conocer «lo gitano», «lo flamenco» y sus derivas. Ocupar la Casa Wittgenstein es, en cierto modo, poner a trabajar lo que el filósofo llamaba juegos del lenguaje: itinerancia y nomadismo, formas de habitar y de asentarse, grupo y comunidad, bohemia y desclasamiento, las clases peligrosas y las subalternas, lo no normalizado y lo no hegemónico... son algunos de los aspectos que configuran el sentido extendido de la identidad flamenca, donde los gitanos tienen un papel fundamental. Este ensayo inclasificable es un poderoso dispositivo que Pedro G. Romero utiliza para articular sus reflexiones a propósito de las clases populares y sus producciones culturales y políticas.