Ángela Segovia se atreve a indagar en el lenguaje sentimental y plantea una pregunta: si la cultura pop se ha apropiado del territorio de los sentimientos, ¿cómo expresar hoy lo romántico fuera de los dictados de lo comercial, sin perder por ello su carácter popular? En Amor divino, poemario dividid...
Ángela Segovia se atreve a indagar en el lenguaje sentimental y plantea una pregunta: si la cultura pop se ha apropiado del territorio de los sentimientos, ¿cómo expresar hoy lo romántico fuera de los dictados de lo comercial, sin perder por ello su carácter popular?
En Amor divino, poemario dividido en tres movimientos que se engarzan como capítulos de una novela, la linde entre los poemas se desdibuja por medio de una conversación que tres amigos, Lonesom, el Forastero y la jovencísima Elle, entablan sobre asuntos diversos relacionados con el amor, desde géneros tan dispares como el western, el roman de caballería o la ciencia ficción.
Un libro que da un sentido al lenguaje lírico y sentimental al margen de las modas que en los últimos años ha abonado cierto tipo de ficción, que se ha nutrido de un yo meramente confesional.
Para la autora, si la literatura tiene una función política, esta consiste en recordar a los hablantes que la lengua es nuestra y la literatura es el espacio en que se pueden forzar los límites de la expresividad del lenguaje para llevarlo más lejos, para hacer que diga lo que antes no se podía decir.
Aquí se revuelven los cimientos de lo lírico introduciendo no tanto una reexploración del yo sino una cantidad considerable de vida, inyectada a presión.
Un libro valiente que invita a prestarse a un juego de ecos y pistas que el relato va dejando sueltos a lo largo de este poemario-río, con sus rápidos y aparentes remansos, sus meandros y encorvamientos y sus múltiples desembocaduras que, claro es, no siempre van a parar a la mar, a veces, ni siquiera a otro río.