La personalidad peculiar de Emily Dickinson, su mundo y su mente siempre al borde del abismo, marcan su poesía y hacen de ella una de las voces más poderosas y atractivas para el lector moderno. La renuncia al trato con el Otro, el modelamiento del Vacío, la soledad, su ambiguo erotismo (siempre sof...
La personalidad peculiar de Emily Dickinson, su mundo y su mente siempre al borde del abismo, marcan su poesía y hacen de ella una de las voces más poderosas y atractivas para el lector moderno. La renuncia al trato con el Otro, el modelamiento del Vacío, la soledad, su ambiguo erotismo (siempre sofocado o soterrado) experimentado ya a través del sufrimiento, ya del éxtasis, son los rasgos distintivos de unos versos siempre inquietantes y heridores, incomprendidos en un mundo patriarcal y dominado por los hombres y deslumbrantes hoy en toda su amarga belleza.