El maestro siempre le dice: “¡Habla más alto!”. La madre siempre le dice: “¡No seas tímida!”. El abuelo le dice: “No hagas caso, el silencio es oro, guapa”. Prefiero ser sigilosa y feroz, como un tiburón.El maestro siempre pide a los niños que hablen alto y claro, que todos sean como pulpos que alce...
El maestro siempre le dice: “¡Habla más alto!”. La madre siempre le dice: “¡No seas tímida!”. El abuelo le dice: “No hagas caso, el silencio es oro, guapa”. Prefiero ser sigilosa y feroz, como un tiburón. El maestro siempre pide a los niños que hablen alto y claro, que todos sean como pulpos que alcen a la vez los ocho tentáculos. No tiene ni idea de los tiburones, sigilosos y acechantes. Patrullan en el agua y hacen lo que se les antoja. Nadie los desafía ni les grita: “¡HABLA MÁS ALTO!”. Jenny está en primaria y le encanta leer, en especial sobre tiburones. Cuando la madre de Jenny trabaja hasta tarde en el hospital, Jenny se queda con su amiga y vecina Amina. A Amina le gusta dibujar y juntas pasan las horas en silencio, leyendo y dibujando. Al abuelo de Jenny en cambio no le gusta la soledad. Echa de menos a la abuela y ha convertido la casa en un museo. Se pasa el día hojeando el viejo álbum de fotos y hablando de los rizos de la abuela. Quizás Jenny y Amina lo puedan ayudar a superarlo. Y quizá el tiburón del acuario al que van de excursión consiga que la gente entienda lo bueno que es ser Jenny Tiburón, que no hace falta hablar en alto para arreglárselas en la vida.