Un conejo se sorprende porque encuentra una enorme piedra en el camino. El castor, la ardilla, la rana y el pajarito, movidos por la curiosidad, se acercan a mirarla. Entre todos deciden apartarla, pero descubren que eso que entorpecía el paso no era lo que imaginaban…Cuando todos los animalitos emp...
Un conejo se sorprende porque encuentra una enorme piedra en el camino. El castor, la ardilla, la rana y el pajarito, movidos por la curiosidad, se acercan a mirarla. Entre todos deciden apartarla, pero descubren que eso que entorpecía el paso no era lo que imaginaban…
Cuando todos los animalitos empujan la piedra se llevan un buen susto. Porque la piedra era, en realidad, un señor tortuga que no puede contener un estornudo tremendo. Los pequeñajos quedan hechos unas bolitas por el efecto de semejante onda expansiva. Entonces, aparece la señora tortuga y pregunta, intrigada, qué son esas bolitas. Y el señor tortuga, tocándolas con su bastón, llega a la conclusión de que parecen piedras.
Un sencillo e ingenioso cuento encadenado, de esos que enamoran a los más pequeños. El final inesperado les hará reír y querrán volver al comienzo de la historia mil veces. Los dibujos de los animalitos, tiernos y de trazos modernos, se mueven a lo largo de páginas claras, que no abruman y siempre divierten. Las frases cortas, de tipografías grandes y de colores, componen un álbum muy atractivo y adecuado para los niños de corta edad; ideal para trabajar los colores, los tamaños, los números, los animales... Y es, además, un libro que enseñará a los niños que no todo es lo que parece, al mismo tiempo que conseguirá, gracias a una sonrisa, desviar cualquier piedra que se les cruce en su camino de cada día.