Para comprar un coche una persona invierte de media 20 horas en mirar y comparar. Pero las decisiones realmente importantes en la vida las posponemos hasta mañana, pasado mañana y finalmente hasta el día del juicio por la tarde. Seguimos durante años en un trabajo que odiamos, evitamos intencionadamente los conflictos y somos capaces de mantener una relación de pareja que hace años está muerta sin remedio. Las personas que evitan tomar decisiones pierden el control sobre sus vidas. En lugar de realizar sus propias elecciones se dejan llevar por las circunstancias o por otras personas. En el mejor de los casos, terminan en el lugar equivocado; en el peor, en un desastre. Solo aquellos que aceptan la responsabilidad de sus propias vidas pueden determinar con éxito su propio destino.