En esta premiada novela de Hillary Jordan los prejuicios adquieren muchas formas, tanto sutiles como brutales. Es 1946, y Laura McAllan, una mujer de ciudad, trata de criar a sus hijos en la granja del Delta del Misisipi de su marido, lugar que encuentra extraño y aterrador, cuando dos jóvenes regre...
En esta premiada novela de Hillary Jordan los prejuicios adquieren muchas formas, tanto sutiles como brutales. Es 1946, y Laura McAllan, una mujer de ciudad, trata de criar a sus hijos en la granja del Delta del Misisipi de su marido, lugar que encuentra extraño y aterrador, cuando dos jóvenes regresan de la guerra para trabajar la tierra. El primero, Jamie McAllan, cuñado de Laura, es todo lo que su marido no es; encantador, guapo y atormentado por sus recuerdos de combate. Por su parte, Ronsel Jackson, el hijo mayor de los aparceros negros que viven en la granja McAllan, ha vuelto a casa con el brillo de un héroe de guerra. Pero nada cuenta la valentía demostrada en defensa de su país: es considerado menos que un ser humano en el Sur. Es la improbable amistad de estos compañeros de armas la que conduce esta poderosa historia hasta su inexorable conclusión. Los hombres y mujeres de ambas familias protagonizarán una tragedia en su escala más épica.
Mudbound es un libro memorable, conmovedor como pocos. Como afirma Barbara Kingsolver, "sus personajes caminaron directamente desde el Misisipi de 1940 hacia la zona de mi cerebro donde residen la simpatía, la ira y el amor, dejando mi corazón palpitante. Todavía están conmigo»
«Una magistral historia sobre el pasado dividido de América» Puntuación: ***** (sobre 5) Jordan Hoffman: The Guardian
«Mudbound es un himno a lo que todos compartimos ?el esfuerzo humano, el deseo mutuo de tener éxito y crear un mundo mejor para nuestros hijos? y una crítica a quienes obstaculizan ese progreso.» Peter Debruge: Variety
«La ganadora del Premio Bellwether a la mejor novela en promover la responsabilidad socialy#8125;, Hillary Jordan, es felizmente una escritora que antepone asimismo su deber de entretener.» Emma Hagestadt: The Independent