«Citemos una vez más la fórmula de Montaigne, que podría servir de título a nuestro libro: “Esta cosa tierna que es la vida, y tan fácil de perturbar…”». La filosofía no ha eliminado esta turbación, siempre posible, pero hace que esta ternura nos sea un poco más preciosa, más consciente, más libre, más sabia… ¡Y nos acerca a uno de los mayores placeres que existen, el placer de pensar!