Para Alfred Hitchcock, asesinar es un Arte (extraído de su película, ?La Soga?, 1948). Para el ?Mago del Suspense?, se han de tener ciertas condiciones psicológicas para asesinar voluntariamente a alguien. Y es que para el Maestro, la acción de matar (conscientemente) correspondería a alguien que se...
Para Alfred Hitchcock, asesinar es un Arte (extraído de su película, ?La Soga?, 1948). Para el ?Mago del Suspense?, se han de tener ciertas condiciones psicológicas para asesinar voluntariamente a alguien. Y es que para el Maestro, la acción de matar (conscientemente) correspondería a alguien que se hallaría por encima de los conceptos del bien y del mal. De hecho, todo el mundo tiene la potencialidad de matar a alguien; pero también es cierto que, no todo el mundo reúne las condiciones psíquicas (conscientemente) necesarias para matar. No todo el mundo vale. Siguiendo la misma estructura de Actos y Bises de su última brillante publicación ?Los Crímenes de Perejil? (2015), el autor nos ilustra con 15 nuevos casos de sorprendente singularidad fruto de su actividad pericial privada como Psicólogo Forense privado. Se tratan 11 crímenes repartidos conforme a las 3 circunstancias en las que se originan las muertes violentas y/o en circunstancias extrañas: es decir, muerte por accidente, muerte por trastorno mental (homicidio) o, sencillamente, muerte por acción y/o ejecución voluntaria (asesinato). Los últimos 4 casos corresponden a casos penales de especial o singular particularidad. Después de intervenir directamente en más de una treintena de casos de asesinatos y homicidios y una docena de intentos de homicidios; para el autor, la presente obra es psicológicamente más madura y más elaborada que el anterior (?Los Crímenes de Perejil?, 2015), viniendo a completar la casuística en la que habitualmente interviene como Perito Psicólogo Forense en el ejercicio privado de la profesión. Muchos de los casos que se relatan ?aunque se omitan los nombres, apellidos, lugares geográficos e identificación de las sentencias? presentan una trascendencia mediática y, seguramente, muchos lectores reconocerán algunos de ellos. El lector también reconocerá a un famoso detective literario al que el autor le hace un simpático homenaje a modo de guiño haciéndole referencia en algún recóndito pasaje de la presente obra.