Tras separarse de su mujer, Benet no quiere recordar nada del pasado ni anticipar nada del futuro. Simplemente sale de su casa, en Barcelona, donde le deja una carta escrita a ella, y toma el tren que le llevará a Girona. Allí se instala en casa de unos parientes, y descubrirá que puede dejarse llev...
Tras separarse de su mujer, Benet no quiere recordar nada del pasado ni anticipar nada del futuro. Simplemente sale de su casa, en Barcelona, donde le deja una carta escrita a ella, y toma el tren que le llevará a Girona. Allí se instala en casa de unos parientes, y descubrirá que puede dejarse llevar sin esfuerzo por los acontecimientos: le basta con esperar el encuentro con su amante, y reconocer que el tiempo de la espera es el tiempo de la repetición. A su pesar, Benet sabrá durante esos días hasta qué punto la lentitud implacable del presente actúa sobre los remordimientos particulares del pasado, que no es tan fácil desaparecer, quitarse de en medio, y sí, en cambio, cometer dos crímenes sin ser del todo consciente.