«Amor sin barreras. He aquí un deporte que todos deberíamos practicar. Al menos una vez en la vida» (Luis Alberto de Cuenca, ABC, 23 de enero de 1998). El amor, laurel olímpico de la poesía luisalbertiana. Amantísimo lector, retenido por tu curiosidad ante esta solapa, debes saber que Su nombre er...
«Amor sin barreras. He aquí un deporte que todos deberíamos practicar. Al menos una vez en la vida» (Luis Alberto de Cuenca, ABC, 23 de enero de 1998). El amor, laurel olímpico de la poesía luisalbertiana. Amantísimo lector, retenido por tu curiosidad ante esta solapa, debes saber que Su nombre era el de todas las mujeres y otros poemas de amor y desamor es y no es una antología amorosa. La verdad de la mentira de la simple dicotomía amatoria del título sólo resume dos caras de una moneda más compleja -extraña e imposible-, poseedora de mil y una caras que siempre reflejan la sorpresa culta de su sombra antes de caer de canto. Más de mil amores tras la estela de la regla XXVI del De amore, de Andrés el Capellán: Amor nil posset amori denegare («El amor no puede negar nada al amor»). Y una clarísima pasión estética escrita sin límites ni laberintos, una galaxia enamorada de poemas como estrellas. «Esto es amor, quien lo probó lo sabe.» Lara Cantizani Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 29 de diciembre de 1950) es poeta, traductor, ensayista y Profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Fue Director del Instituto de Filología, Director del Departamento de Publicaciones del C.S.I.C., Director de la Biblioteca Nacional y Secretario de Estado de Cultura. Obtuvo el Premio de la Crítica con La caja de plata en 1986 y el Premio Nacional de Traducción con el Cantar de Valtario en 1989. Su nombre era el de todas las mujeres y otros poemas de amor y desamor es su segunda antología de poesía amorosa en Renacimiento, tras De amor y de amargura, editada por Diego Valverde Villena en 2003.