• CENIZA EN LOS OJOS

    FORTON, JEAN BLACKIEBOOKS Ref. 9788493874599
    Ver otros productos del mismo autor
    Jean Forton (Burdeos, 1930-1982) nació veterano, murió joven y pudo haber sido famoso, pero eso ya no pasó. Nunca fue sobrevalorado, y la industrua de los premios que antes lo había encumbrado acabó desechándolo, olvidándolo. Dejó de escribir, o empezó a hacerlo en secreto, se convirtió en un librer...
    Ancho: 140 cm Largo: 210 cm Peso: 250 gr
    Descatalogat
    21,00 €
  • Descripció

    • ISBN : 978-84-938745-9-9
    • FechaEdicion : 01/03/2012
    • AñoEdicion : 2012
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autores : FORTON, JEAN
    • Traductores : FEIXAS GUILLAMET, PALMIRA
    • NumeroPaginas : 207
    Jean Forton (Burdeos, 1930-1982) nació veterano, murió joven y pudo haber sido famoso, pero eso ya no pasó. Nunca fue sobrevalorado, y la industrua de los premios que antes lo había encumbrado acabó desechándolo, olvidándolo. Dejó de escribir, o empezó a hacerlo en secreto, se convirtió en un librero misántropo y dedicó los días que le quedaban a vender códigos civiles a estudiantes universitarios. Mejor eso que suscribir el gusto literario oficial de la época.

    Ceniza en los ojos (1957) es, según la opinión popular, su mejor novela. Y también la más contemporánea. Quizá por su desencanto y su pesimismo, por el humor despiadado, porque Forton parece estar de vuelta de todo.

    La historia se resume con facilidad: un hombre mayor seduce a una jovencita con alevosía, y por ello la han calificado, sin razón, de antilolita. Al igual que la novela de Nabokov, Ceniza en los ojos acaba mal, pero es la prosa casi forense y transparente del autor, que se confunde con el diario de este Don Juan de tercera, "mediocre, más bien feo y perezoso", sin talento ni ideales, la que sorprende, como ejercicio de estilo a la inversa, por su modo personalísimo de dar cuenta de una historia tan universal y banal. Aunque no por ello sea menos trágica: del monólogo interior a la palabra, transitiva, que mata, hay un paso. De allí a ser el propio castigo, poco más.