La mirada incisiva y la mágica prosa de Norman Lewis aparecen más penetrantes, si cabe, en las colaboraciones que escribió para The New Yorker, The Observer, New Statesman y The Sunday Times. En este primer volumen de la selección de sus crónicas, quedan tan patentes su sensibilidad, curiosidad, dis...
La mirada incisiva y la mágica prosa de Norman Lewis aparecen más penetrantes, si cabe, en las colaboraciones que escribió para The New Yorker, The Observer, New Statesman y The Sunday Times. En este primer volumen de la selección de sus crónicas, quedan tan patentes su sensibilidad, curiosidad, discreción y socarronería, como su evolución personal. Norman Lewis empezó buscando lugares fuera del mundo moderno que le asombrasen. Ninguno de aquellos destinos existen como los conoció, ni Belice ni la Ibiza anterior al boom turístico. Los más, como Laos, Birmania,Guatemala y Liberia, han sufrido guerras y golpes de Estado. Para atrapar la esencia de lo vivido, empezó a escribir. Esto le obligó a atravesar la superficie y penetrar en el trasfondo. Con la escritura de?Genocidio?, cruzó un umbral sin retorno. Norman Lewis ya no pudo permanecer callado. El impacto de esta crónica sobre la aniquilación de los indígenas amazónicos llevó a la creación de la ONG Survival International.
EL AUTOR: Norman Lewis (Londres, 1908 - SaffronWalden, Essex, 2003) Empezó viajando por España, Italia y los Balcanes. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue reclutado por el Servicio de Inteligencia británico, experiencia que relata en su libro Nápoles 1944. Escribió obras de ficción, pero, sobre todo, es conocido por sus libros de viaje, entre los que destacan Tierra dorada, publicado en esta misma colección, y A Dragon Apparent. En total publicó veintiséis libros. Fue calificado como el ?decano de los viajeros británicos? por el escritor Anthony Burgess, como?uno de los últimos secretos sin desvelar? por su colega Pico Iyer, y como?el más grande escritor de viajes vivo, si no el mayor desde Marco Polo?, según el periodista y escritor AuberonWaugh. Norman Lewis siguió recorriendo los caminos menos trillados hasta los noventa años.