La correspondencia entre Gershom Scholem y Leo Strauss es un caso ejemplar de la voluntad de mantener la sensatez ante una perplejidad que se ramifica de una manera exuberante e intrínsecamente irracional cuando tratamos de entender la relación del judaísmo ?de la obediencia incondicional a la ley r...
La correspondencia entre Gershom Scholem y Leo Strauss es un caso ejemplar de la voluntad de mantener la sensatez ante una perplejidad que se ramifica de una manera exuberante e intrínsecamente irracional cuando tratamos de entender la relación del judaísmo ?de la obediencia incondicional a la ley revelada? con cualquiera de las manifestaciones espirituales que han acabado por configurar el mundo moderno y, especialmente, con la filosofía, entendida como la búsqueda intransigente de la verdad sobre las cosas más importantes y sobre lo más importante de todas las cosas. Nuestra perplejidad no sólo tiene que ver con el planteamiento del problema teológico-político en los términos en los que una religión de la muerte ?como acabaría transformándose el mesianismo antisemita? es también una estrategia política, sino que afecta a la posibilidad misma de la filosofía o a su refutación por la revelación a la hora de configurar un orden político, por ejemplo, el Estado de Israel.