Durante varios años, una vez al día, Luis del Val ha escrito cada uno de estos cuentos. Durante varios años, al mediodía -como si de una medicina se tratara- todos estos cuentos cobraron vida en la inconfundible voz de Luis del Val.Un mago que hace desaparecer a su suegra, un perro que juega al póke...
Durante varios años, una vez al día, Luis del Val ha escrito cada uno de estos cuentos. Durante varios años, al mediodía -como si de una medicina se tratara- todos estos cuentos cobraron vida en la inconfundible voz de Luis del Val. Un mago que hace desaparecer a su suegra, un perro que juega al póker, un museo donde las pinturas salen de los cuadros al caer la noche o el misterio de unos chinos centenarios son algunas de las historias que pueblan estas páginas. Cuentos que hacen reir o que provocan una lágrima, cuentos de argumentos imposibles o sorprendentes desenlaces, cuentos que a veces no son cuentos, sino más bien un guiño, una broma, un beso, una palmada en el hombro o un pellizco en el corazón. La infeliz vida conyugal del Índice Nikkei, unos termómetros estropeados que traen el invierno a la ciudad, un hombre que crece desmesuradamente o quién sabe si tú mismo, lector, no te habras convertiso ya en un personaje de este libro. Cuentos para leer en silencio o, por qué no, de viva voz, mientras esperamos un semáforo, subimos en un ascensor, o en el transcurso de una larga tarde de domingo, cuentos maravillosos en increíbles de los que, sin embargo, todos nos sentiremos protagonistas.