Para un aborigen australiano, su país es como una inmensa partitura musical: allí donde pisa puede cantar canciones inmemoriales que hacen surgir el paisaje, otorgan derechos territoriales, posibilitan el trueque simbólico y permiten expresar el alma del cantante. Fascinado por estas prácticas, anti...
Para un aborigen australiano, su país es como una inmensa partitura musical: allí donde pisa puede cantar canciones inmemoriales que hacen surgir el paisaje, otorgan derechos territoriales, posibilitan el trueque simbólico y permiten expresar el alma del cantante. Fascinado por estas prácticas, antiguas y poéticas, Chatwin descubrió durante su experiencia en Australia no sólo la naturaleza de los aborígenes, sino la de los nómadas en general, y en este libro apunta conclusiones sobre la curiosidad que permanece insatisfecha en el hombre moderno.