• DIABLO EN EL CUERPO, EL

    GALÁN, SOLEDAD GRIJALBO Ref. 9788425353307 Ver otros productos de la misma colección Ver otros productos del mismo autor
    Esta es la vida de Isabel II, contada por ella misma, una autobiografía novelada que nos habla de sus amantes, sus amores, las intrigas de palacio... Ésta es la historia de una reina que hizo del amor su oficio, y que vivió por y para el goce. La historia de un mal de la piel que ha de ocultarse,...
    Dimensions: 230 x 152 x 19 cm Peso: 373 gr
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  • Descripció

    • NumeroColeccion : 100106
    • Coleccion : NOVELA HISTORICA
    • NumeroPaginas : 272
    • Autores : GALÁN, SOLEDAD
    • Idioma : Español, Castellano
    • AñoEdicion : 2015
    • FechaEdicion : 01/10/2015
    • ISBN : 978-84-253-5330-7

    Esta es la vida de Isabel II, contada por ella misma, una autobiografía novelada que nos habla de sus amantes, sus amores, las intrigas de palacio...

    Ésta es la historia de una reina que hizo del amor su oficio, y que vivió por y para el goce. La historia de un mal de la piel que ha de ocultarse, de una pasión prohibida, de un informe que todos quieren poseer; la nómina de los amantes y las intrigas de un siglo que acaba por perderse en sus recovecos y se ve obligado a ceder ante la avalancha del tiempo, igual que los lienzos en favor de la fotografía. Lascivia y política: el final de una España, entre revoluciones de fuera que se ven venir y otras más íntimas, más intensas e insólitas, que vienen sin esperarlas.

    Ésta es la historia de Isabel, que reinó sin gobernar, contada en primera persona. De la mujer contradictoria y poderosa que gustaba de almorzar escamitas resecas de hombre.

    Entre el erotismo de Anaïs Nin y la irreverente pirotecnia verbal de Valle-Inclán, la voz narradora lleva al lector en un apasionante viaje por una obra ambiciosa, sexual y rotunda.

    Con todas las urgencias de adentro del cuerpo que no se le consienten a una hembra, y menos a una soberana, me volví una mujer serpiente. Podría entonces haberme matado con una cocción de fósforo; sin embargo, no me di al suicidio. Yo, doña Isabel II de España, me di. A todo y a todos.

    De resultas de ello, en la Prefectura de Policía de París llegó a guardarse un cartapacio con el detalle preciso del número y nombre de mis amantes. Muy a mi pesar, sobraban peces. A más que faltaban, y no dos ni tres, tiburones muy malos.

    Hombres.

    Me han hecho pasar las de Caín, con haberlos amado tanto.