Los secretos más íntimos de la esposa del marqués de Sade. El romance de esta joven cándida y deseosa de explorar y entregarse a los placeres más prohibidos nos conduce por una maravillosa recreación histórica que rebosa erotismo en el París del Siglo de las Luces
Esculpida con el fino cincel del erotismo y la sensualidad, La marquesa de Sade nos arrastra a una época de lujos, lascivia, goce y doble moralidad
París, 1763. La cándida Renée Pélagie de Montreuil, hija de una familia de burgueses ennoblecidos, se convierte en la esposa del marqués de Sade. Pero pocas semanas después del enlace la joven marquesa recibe una carta anónima donde se le revelan las infidelidades y perversiones sexuales de su marido.
Pese a la rígida y moralista educación que siempre ha recibido, la inexperta esposa se siente de pronto excitada al espiar ese desconocido mundo del goce y el libertinaje que tanto deleita al marqués. Un nuevo y ardiente deseo despierta en ella y, guiada por el misterioso autor de las cartas, accede a un perverso juego erótico de secretos, cortejos y confidencias.
La marquesa de Sade se abre a descubrir la sexualidad y sobrepasar los límites prohibidos en una sociedad con doble moral en la que, de puertas para adentro, la castidad se considera la más ridícula de las virtudes y el erotismo ocupa la mente de todos.
La pluma sensual y libertina de Mireille Camel nos invita a descubrir los secretos más íntimos del provocador y experimentado Marqués de Sade y su ingenua esposa. Una novela histórica cargada de erotismo en el París más lujurioso.
La crítica ha dicho...
«Un libro sensual, elegante y muy bien escrito.»
Femme actuelle
«Sade sigue fascinándonos. Pero siempre olvidamos algo importante sobre Sade: olvidamos que estaba casado y que también había una marquesa de Sade. Una esposa. Entonces nos asalta inmediatamente una pregunta: ¿cómo era ella?»
Radio France Inter
«¿Novela erótica? ¿Novela epistolar? ¿Novela histórica? Con su fina y bella pluma, Mireille Calmel nos ofrece estas crónicas libertinas y bien documentadas tanto en la vertiente histórica como en la sexual.»
L'Express