A los 66 años, John Waters sigue tomando riesgos y poniéndose a prueba. Con su lúcido ingenio, su delgado bigote y un cartel que reza ´No soy un psicópata´, emprende un viaje a dedo desde su querida Baltimore natal hasta San Francisco, desafiando solitari
A los 66 años, John Waters sigue tomando riesgos y poniéndose a prueba. Con su lúcido ingenio, su delgado bigote y un cartel que reza ´No soy un psicópata´, emprende un viaje a dedo desde su querida Baltimore natal hasta San Francisco, desafiando solitari