«Mi plan era claro, conciso y razonable, creo yo. He viajado por diversas partes del mundo durante muchos años. En Estados Unidos vivo en Nueva York, o me voy a Chicago o a San Francisco. Pero Nueva York no es más los Estados Unidos de lo que París es Francia o Londres es Inglaterra. Así que descubr...
«Mi plan era claro, conciso y razonable, creo yo. He viajado por diversas partes del mundo durante muchos años. En Estados Unidos vivo en Nueva York, o me voy a Chicago o a San Francisco. Pero Nueva York no es más los Estados Unidos de lo que París es Francia o Londres es Inglaterra. Así que descubrí que no conocía mi propio país. Yo, un escritor estadounidense, que escribía sobre Estados Unidos, estaba trabajando de memoria, y la memoria es, en el mejor de los casos, un depósito defectuoso y deformado. No había oído el habla del país, ni olido la hierba ni los árboles ni las alcantarillas, ni visto sus cerros ni sus aguas, ni su color ni la calidad de su luz. Sabía de los cambios sólo por los libros y los periódicos. Pero, aparte de eso, llevaba veinticinco años sin sentir el país.»
En 1960, Steinbeck, acompañado por su perro Charley, recorrió más de 16.000 kilómetros a lo largo de treinta y cuatro estados a bordo de su autocaravana Rocinante. Durante el viaje conversó con camioneros y campesinos, sintiendo los miedos y las esperanzas de sus compatriotas. Este delicioso libro, que llegó a ser Número Uno en ventas en su país, fue publicado poco antes de recibir el Nobel en 1962.
«Pura delicia; un maravilloso viaje por Estados Unidos en el que Steinbeck estudia nuestros paisajes y también a sí mismo, analizando las dificultades emocionales de hacerse viejo.» The New York Times Book Review