Me llamo Daysi y soy una cerda morena y bajita. Desde que recuerdo todos se ríen cuando me ven aparecer. No lo entiendo. No soy mal parecida: mi piel, de un gris plomizo, brilla; mis patas son robustas; tengo las pezuñas cortas y bien formadas y todos alaban mis largas pestañas. Pero a la mayoría de...
Me llamo Daysi y soy una cerda morena y bajita. Desde que recuerdo todos se ríen cuando me ven aparecer. No lo entiendo. No soy mal parecida: mi piel, de un gris plomizo, brilla; mis patas son robustas; tengo las pezuñas cortas y bien formadas y todos alaban mis largas pestañas. Pero a la mayoría de ellos o les doy miedo o risa. Claro que también hay otros a quienes les despierto el apetito, aunque es un decir, ya que todos me quieren».Estas son las cómicas, tiernas y verdaderas memorias de Daysi, una cerda ibérica que con dos meses de edad escapó a su destino. Fiel escudera de su dueña, pareja de hecho de Perro Palo y amante de Venancio, un triste cerdo «desenfocado», ejerce una poderosa influencia sobre su entorno y los seres que la rodean.Sociable, curiosa y terca por naturaleza, acude a eventos donde no siempre es bien recibida. Atenta a los variables estados emocionales de su dueña, y obsesionada por conseguir una alfombrilla dentro de casa junto a su amado Perro Palo y al gaterío que vive junto a la escalera, su voluminosa presencia nunca pasa inadvertida provocando cataclismos, risas, ternura y emoción