Debo mencionar en este momento que lo que se cuenta a continuación es nuestra forma de contar un cuento. Primero, yo se lo cuento a él, luego él me lo cuenta a mí; nuestra manera de entenderlo es muy distinta. Luego se lo vuelvo a contar, pero con sus añadidos, y luego él hace lo mismo, hasta que ll...
Debo mencionar en este momento que lo que se cuenta a continuación es nuestra forma de contar un cuento. Primero, yo se lo cuento a él, luego él me lo cuenta a mí; nuestra manera de entenderlo es muy distinta. Luego se lo vuelvo a contar, pero con sus añadidos, y luego él hace lo mismo, hasta que llega un momento en que no se sabe si el cuento es mío o suyo. En el cuento de Peter Pan, por ejemplo, la narración más escueta y la mayoría de las reflexiones morales son mías, aunque no todas, porque este muchacho puede ser un moralista de primera. Pero los interesantes retazos acerca de las costumbres de los bebés en su etapa de pájaros son sobre todo recuerdos de David conseguidos presionándose las sienes y esforzándose por recordar.