Nathwell Tate, gran pintor abstracto y desventurado, se arrojó a las aguas neoyorquinas en enero de 1960. Nunca se halló su cadáver y a duras penas se hallarían dieciocho briznas de su trabajo, pues él mismo se había encargado de destruirlo poco antes de morir. Muchos años después, David Bowie, Gore...
Nathwell Tate, gran pintor abstracto y desventurado, se arrojó a las aguas neoyorquinas en enero de 1960. Nunca se halló su cadáver y a duras penas se hallarían dieciocho briznas de su trabajo, pues él mismo se había encargado de destruirlo poco antes de morir. Muchos años después, David Bowie, Gore Vidal, William Boyd y John Richardson convocaron una fiesta de homenaje en el loft de Jeff Koons. Allí se leyeron fragmentos de este libro a la élite cultural de Manhattan, la cual, según las crónicas, recordaba vagamente al malogrado artista, apreció el formidable mérito de sus obras residuales y se sintió muy impresionada por su trágico destino.