Habéis observado que se agradece siempre mucho, nunca poco: «Muchas gracias», sí. «Pocas gracias», no. «Muy agradecido», sí. «Poco agradecido», no. No se dice. En el amor, en cambio, se puede amar poco, amar menos, incluso mucho menos, y decir: «Te amo mucho menos», y aparte de la interesada o del i...
Habéis observado que se agradece siempre mucho, nunca poco: «Muchas gracias», sí. «Pocas gracias», no. «Muy agradecido», sí. «Poco agradecido», no. No se dice. En el amor, en cambio, se puede amar poco, amar menos, incluso mucho menos, y decir: «Te amo mucho menos», y aparte de la interesada o del interesado, eso no choca a nadie. Pero «agradecer menos», no es factible. Siempre se agradece mucho. El problema de la gratitud es que está unida a la inflación. De manera que debemos agradecer más y más a quienes amamos menos y menos. Un artista recibe un galardón en reconocimiento por su trayectoria artística. Al subir al escenario, solo ante el público, debe someterse al tradicional discurso de agradecimiento. El artista se interroga sobre su oficio, sobre los críticos que le juzgan, habla abiertamente de sus sentimientos, saca a la luz sus dudas y rencores. De digresión en digresión, nos invita a pasar a una esfera más íntima, mientras evoca su soledad, la sinceridad de sus amigos o su familia, la imposibilidad de corresponder a un amor.Gracias es un ejercicio de estilo desconcertante y lleno de encanto. Daniel Pennac subvierte la convención del discurso de agradecimiento para llevar más allá los límites del género. Gracias es un auténtico caramelo para los fans de Pennac.