Para Janie, de 17 años, ser absorbida dentro de los sueños ajenos empieza a ser aburrido. Janie ha tenido suficiente fantasía para toda una vida. No puede contarle a nadie lo que hace: no la creerían, o aún peor, creerían que es un bicho raro. Así que vive al límite, maldita por una habilidad que no...