?No cocina, pero tampoco muerde?. Así comienza el anuncio en el que Rose Lewellyn, una viuda de ?buenas costumbres y disposición excepcional?, se ofrece en el otoño de 1909 como ama de llaves; la frase capta de inmediato la atención de Oliver Milliron, un viudo con tres hijos y poca maña en las tar...