Cuando Melba Sundling sacó a pasear a su perro esa mañana jamás imaginó que acabaría descubriendo un pedazo de muslo humano envuelto en un saco. La noticia de que un maníaco asesino anda suelto por las calles de San Francisco no tarda en correr como la pólvora. En un intento de rastrear los pasos de...