«Me llamo Samantha, tengo veintinueve años y en mi vida he horneado un pastel. Tampoco sé poner una lavadora y mucho menos coser un botón. Lo que sí sé es modificar un contrato financiero y ahorrarle a mi cliente treinta millones de libras.»Emprendedora y eficiente abogada de la City londinense, Sam...