No pienses. No preguntes. Actúa.Aquel anónimo no iba dirigido a mí. No te equivoques conmigo, no tengo la costumbre de leer el correo ajeno, pero era un simple pedazo de papel con unas cuantas líneas escritas a mano. Era evidente que iba dirigido a otro vecino. Parecía una nota inocente, pero, decid...