Jugar con un niño constituye una vivencia enriquecedora tanto para el pequeño como para el adulto, de la que no tiene sentido privarse alegando falta de tiempo. Mediante los juegos y canciones recogidos en este libro, maestros, padres o cualquier otra persona con niños a su cargo pueden convertir lo...
Jugar con un niño constituye una vivencia enriquecedora tanto para el pequeño como para el adulto, de la que no tiene sentido privarse alegando falta de tiempo. Mediante los juegos y canciones recogidos en este libro, maestros, padres o cualquier otra persona con niños a su cargo pueden convertir los ratos libres en una experiencia de aprendizaje divertida.Sólo se necesitan tres minutos para potenciar la capacidad de observación, las aptitudes auditivas y lingüísticas, la coordinación, la capacidad de contar y muchas otras habilidades de los pequeños. A partir de su dilatada experiencia en el asesoramiento a padres y madres con niños, la autora presenta desde juegos para entretener la espera hasta juegos de animales, para la hora del baño, hacer ejercicio e incluso para pensar.