• ZEN DE STEVE JOBS, EL

    FORBES/JESS3 OBERON Ref. 9788441531703
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    El cofundador de Apple, Steve Jobs (1955-2011), tuvo un impacto tan grande en tanta gente, que su vida se ha transformado para hacer de él un mito. Pero gran parte del impacto y de la fama de Jobs se debió al trabajo en equipo con diseñadores, ingenieros e intelectuales. El zen de Steve Jobs narra l...
    Dimensions: 250 x 185 x 6 cm Peso: 239 gr
    Descatalogat
    14,50 €
  • Descripció

    • ISBN : 978-84-415-3170-3
    • FechaEdicion : 01/03/2012
    • AñoEdicion : 2012
    • Idioma : SPA
    • Autores : FORBES/JESS3
    • NumeroPaginas : 80
    • Coleccion : 800BOOKS
    El cofundador de Apple, Steve Jobs (1955-2011), tuvo un impacto tan grande en tanta gente, que su vida se ha transformado para hacer de él un mito. Pero gran parte del impacto y de la fama de Jobs se debió al trabajo en equipo con diseñadores, ingenieros e intelectuales. El zen de Steve Jobs narra la historia de la relación de Steve con una de estas personas: Kobun Chino Otogawa.
    Kobun era un sacerdote budista Zen, que emigró a los Estados Unidos desde Japón a principios de los años setenta. Fue un innovador, poco amante de las reglas y apasionado del arte y del diseño. Kobun era al budismo lo que Steve al negocio informático: un inconformista renegado. No tardaron en hacerse amigos, entablando una relación que no podía durar.

    Esta novela gráfica es una ilustración de aquella amistad. La historia avanza y retrocede en el tiempo, desde los años setenta hasta 2011, pero se centra en el período transcurrido tras el exilio de Jobs de Apple en 1985, cuando inició un estudio a fondo con Kobun. Juntos pasaron una época muy intensa, hasta que se hizo cargo del diseño de los productos de Apple y de la estrategia del negocio, cuando sus encuentros se fueron espaciando.

    Narrada a través de fragmentos de diálogos y de viñetas, El Zen de Steve Jobs analiza cómo Jobs podría haber perfeccionado la estética de sus diseños a través del estudio de la religión oriental y, sin embargo, prefirió tomar del Zen sólo lo que necesitaba para omitir el resto.