La princesa de Éboli es, sin duda, uno de los personajes más atractivos y controvertidos de la Corte de Felipe II. En parte por su inquietante belleza, que su famoso parche en el ojo derecho hacía más provocativa, pero sobre todo por ese vaivén de su fortuna de pasar de ser la principal dama de la C...
La princesa de Éboli es, sin duda, uno de los personajes más atractivos y controvertidos de la Corte de Felipe II. En parte por su inquietante belleza, que su famoso parche en el ojo derecho hacía más provocativa, pero sobre todo por ese vaivén de su fortuna de pasar de ser la principal dama de la Corte a la que muere, caída en desgracia, en la lóbrega prisión de Pastrana.
Nos atraen sus intrigas cortesanas, sus amoríos, sus despilfarros y, sobre todo, sus odios y sus amores. ¿Fue la amante del Rey? Al menos todo apunta a un trato íntimo con el monarca, pues era la gran amiga española de la joven reina Isabel de Valois. ¿Tuvo algún devaneo con don Juan de Austria? ¿Estuvo implicada en el asesinato de Escobedo? ¿Por qué Felipe II la condenó a reclusión perpetua? ¿De qué tenía miedo el Rey? ¿Qué le preocupaba de lo que pudiera decir Ana de Mendoza en un juicio público?
¿Temía que su relación con Antonio Pérez pusiera en peligro importantes secretos de Estado? Todas preguntas con difícil respuesta, pero de una cosa no nos cabe duda: el soberano quería a toda costa el silencio de la Princesa, incluso con su prisión.
Una vida apasionante que Manuel Fernández Álvarez recrea para sus lectores.