Los cafés, espacios de convivencia, tertulias, diversión y espectáculos, han sido siempre un lugar de observación del género humano, una atalaya para ver discurrir las horas y las estaciones del año, sentir el tránsito de la existencia humana. Área plena de vitalidad, es también refugio de soñadores...
Los cafés, espacios de convivencia, tertulias, diversión y espectáculos, han sido siempre un lugar de observación del género humano, una atalaya para ver discurrir las horas y las estaciones del año, sentir el tránsito de la existencia humana. Área plena de vitalidad, es también refugio de soñadores solitarios, además de una especie de antesala de la muerte. De ahí toda la literatura melancólica que han generado los cafés. Ramón Gómez de la Serna, evocando la salvadera, el primitivo cronómetro de Saturno colocado sobre el velador, concluye que en ningún otro lugar que ?en un café se siente la lámpara viva del tiempo y el sabio reloj de arena está en cada mesa?. Hace más de veinte años que, para la recepción en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, Antonio Bonet Correa leyó el discurso de ingreso «Los cafés históricos». Pero siempre pensó que ese texto necesitaba desarrollarse con más plenitud, ya que el tema de los cafés ha sido recurrente en toda su vida. Este texto es, pues, todo lo que usted debería saber sobre los cafés: su arquitectura, sus orígenes, su impronta en la sociedad, sus personajes (muchos de ellos novelescos), entre los que se encontraban escritores, pintores, políticos, etc. Y todo ello plagado de vivencias personales que sólo el autor de este libro podría contar.