El Berlín que nos descubre Ales Steger en treinta breves y audaces narraciones es una ciudad-grieta en la cual uno se extravía, una metrópoli repleta de agujeros negros que engullen al transeúnte para a continuación escupirlo, como al otro lado de un espejo mágico. En Berlín, los márgenes del tiempo...
El Berlín que nos descubre Ales Steger en treinta breves y audaces narraciones es una ciudad-grieta en la cual uno se extravía, una metrópoli repleta de agujeros negros que engullen al transeúnte para a continuación escupirlo, como al otro lado de un espejo mágico. En Berlín, los márgenes del tiempo hecho pedazos son visibles desde cualquier parte, al igual que «la doble huella rojiza en el asfalto», en la que los pies siguen tropezando, como si «no se hubiera derrumbado el muro, sino más bien se lo hubiera enterrado». Steger escribe en simbiosis lírica con las calles, los monumentos, los cementerios e incluso con los socavones del asfalto, recogiendo emblemas, esplendores y caídas, y delineando con pocas y sabias pinceladas los rasgos de los berlineses, «maestros del vivir en el vacío».