Todos estamos sometidos a diario a un sinfín de normas, controles y posibles sanciones: cámaras que nos vigilan, detectores de metales, inspección de equipajes, controles de alcoholemia, interrogatorios sobre adónde vamos o de dónde venimos, etc. La justificación para ello es la seguridad, que no pa...
Todos estamos sometidos a diario a un sinfín de normas, controles y posibles sanciones: cámaras que nos vigilan, detectores de metales, inspección de equipajes, controles de alcoholemia, interrogatorios sobre adónde vamos o de dónde venimos, etc. La justificación para ello es la seguridad, que no parece nunca tener límites. En el extremo de este control desmedido, bajo el reiterado eslogan «tolerancia cero», se endurecen continuamente los sistemas penales, ya sean sanciones económicas o penas de prisión, que cada vez alcanzan a más personas, sin que esta tendencia parezca tener un final. Este libro planta cara a este control desaforado e in-tolerante con el conjunto de la ciudadanía. Se propugna una práctica del control moderada y civilizada, que confíe más en los ciudadanos, que se base en el respeto a los derechos de las personas, y se oriente más a la educación correctora y a la ayuda solidaria que al puro castigo vengativo.