¿Qué tienen en común el sacrificio ceremonial, la confesión católica, el teléfono móvil y un ejercicio de maniobras militares? Son dispositivos, categoría que abarca todo aquello que tiene «la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las con...
¿Qué tienen en común el sacrificio ceremonial, la confesión católica, el teléfono móvil y un ejercicio de maniobras militares? Son dispositivos, categoría que abarca todo aquello que tiene «la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes». Agamben recorre un abanico de lecturas cuyo lugar central ocupa Michel Foucault (y las lecciones de su maestro Jean Hyppolite sobre Hegel) y al que no es ajena la patrística cristiana, sobre todo el concepto de oikonomía, que está en la base de la Trinidad. Se trata de precisar una acepción del «dispositivo» que dé sentido al lugar determinante que Agamben le otorga en el momento presente, en que nos enfrentamos «al cuerpo social más dócil y cobarde que se haya dado jamás en la historia de la humanidad». Porque aquí Agamben se muestra a la vez rigurosamente filosófico y abiertamente político: nos hemos dejado mansamente capturar, escindir, determinar por dispositivos como el teléfono móvil, que no sólo restringen nuestra intimidad sino que la vigilan y la determinan. La inédita suma de concisión, fluidez, legibilidad y agudeza que Agamben desarrolla en estos breves ensayos alcanza otra cumbre con «El amigo», un recorrido por el lugar central que la amistad ocupa en la historia de la filosofía. El punto de partida es un enigmático pasaje de la Ética a Nicómaco de Aristóteles que Jacques Derrida eligiera como leitmotiv para su libro sobre la amistad. Agamben vuelve al texto de Aristóteles para determinar, mediante un examen minucioso, el rango ontológico de la amistad, vinculado a la división interna del sujeto allí donde parece tener «una relación más íntima consigo mismo». Finalmente, «La Iglesia y el Reino» es una indagación sobre la convivencia o el choque de dos series temporales, la eterna de la Iglesia y la terrena del Reino, que se cruzan y se historizan en la idea de un tiempo mesiánico. Giorgio Agamben es una figura única en el pensamiento actual, formado en el último gran capítulo de la tradición filosófica germánica ?heredero de las dos figuras centrales y opuestas, Heidegger y Benjamin? y profundo conocedor, a la vez, de la tradición medieval latina y cristiana. Breves y nítidos, estos ensayos están pensados para un lector interesado en reflexionar sobre nuestro mundo actual sin renunciar a los instrumentos que la filosofía nos ofrece, aunque sometiéndolos a la vez a examen. Un ejercicio de lucidez imprescindible, tan penetrante como ajeno a toda espuma verbal.