La posteridad de Henry David Thoreau ha quedado asegurada gracias a Walden, su libro más conocido, un auténtico clásico y una obra de culto. Sin embargo, Walden es inseparable del volumen que el lector tiene ahora en sus manos, ambos conforman un díptico y el gran proyecto literario y filosófico de ...
La posteridad de Henry David Thoreau ha quedado asegurada gracias a Walden, su libro más conocido, un auténtico clásico y una obra de culto. Sin embargo, Walden es inseparable del volumen que el lector tiene ahora en sus manos, ambos conforman un díptico y el gran proyecto literario y filosófico de su autor. Si Walden es un ensayo que se asienta en el bosque, habitado por el espíritu del lugar y centrado en el recogimiento de la cabaña, Musketaquid es un ensayo en movimiento: un viaje río abajo donde el pensamiento fluye en perfecta armonía con las aguas y el paisaje, y a contracorriente de toda reflexión domesticada.
En el verano de 1840 Thoreau decidió emprender un viaje, junto a su hermano John, por los ríos Concord y Merrimack. Para ello construyeron una barca y la llamaron Musketaquid: el nombre indio del río Concord, al igual que Walden era el nombre indio de la laguna. Ambos hermanos estaban aún enamorados de una misma mujer, ambos le habían propuesto matrimonio y ambos habían sido rechazados. Dominados por la melancolía inician su aventura. A su regreso, John se hace un profundo corte mientras se afeita y poco después muere de tétanos con apenas veintiséis años. Henry David se ve profundamente afectado por la súbita muerte de su hermano y compañero, con el que había compartido éste y otros muchos viajes y proyectos. Comienza así a exorcizar su dolor a través de la escritura, y como un homenaje a su hermano se lanza a la redacción de Musketaquid.
Este volumen es por tanto un libro de viajes, una memoria y un ensayo de primer orden sobre la amistad y el amor, sobre la literatura y la filosofía, sobre los grandes escritos de la tradición occidental y los textos sagrados de India y China, sobre la vida de los primeros colonos y la de los últimos indios, sobre la naturaleza salvaje y la serena Nueva Inglaterra. Y confirma que Thoreau era tanto el hombre de los bosques como el hombre de los ríos.