La mala fama del siglo XX está más que justificada por dos guerras mundiales y un holocausto, pero nuestro siglo es también el de Joyce y Stravinsky, el de Picasso y Matisse, el del cine y el jazz. Y el gran siglo de la ciencia. El físico británico Lord Kelvin -el de los grados Kelvin- creía, al aca...
La mala fama del siglo XX está más que justificada por dos guerras mundiales y un holocausto, pero nuestro siglo es también el de Joyce y Stravinsky, el de Picasso y Matisse, el del cine y el jazz. Y el gran siglo de la ciencia. El físico británico Lord Kelvin -el de los grados Kelvin- creía, al acabar el XIX, que todo lo fundamental ya había sido descubierto y que sólo quedaba aclarar los detalles. No había terminado de hablar cuando sus colegas Max Planck (en 1900) y Albert Einstein (en 1905) descubrieron la mecánica cuántica y la relatividad, los dos «detalles» que cimientan la física actual. En 1900, el redescubrimiento de las leyes de Mendel abrió una línea de exploración nueva que condujo a la doble hélice del ADN y a los actuales proyectos genoma. El siglo XX, como describe magistralmente -con un lenguaje riguroso pero accesible- Javier Sampedro, ha producido más ciencia que toda la acumulada desde los tiempos de Kelvin hacia atrás. Esa ciencia es el fundamento de nuestra comprensión del mundo y el estímulo de toda la investigación actual en las fronteras del conocimiento.