¿Qué es exactamente el Occidente? Es un término que nos encontramos por todas partes, desde los telediarios a los libros de historia. Son tantos los sentidos en los que podemos interpretarlo que la confusión reina.¿Se trata de una región del mundo? ¿Es Europa? ¿Es América? ¿O acaso de ambas? ¿O quiz...
Ancho:
135
cm
Largo:
210
cm
Peso:
170 gr
Descatalogat
15,00 €
Descripció
ISBN :978-84-493-2360-7
FechaEdicion :01/03/2010
AñoEdicion :2010
Idioma :Español, Castellano
Autores :DROIT, ROGER-POL
Traductores :FRANCISCO GARCÍA LORENZANA
NumeroPaginas :112
Coleccion :CONTEXTOS
¿Qué es exactamente el Occidente? Es un término que nos encontramos por todas partes, desde los telediarios a los libros de historia. Son tantos los sentidos en los que podemos interpretarlo que la confusión reina.
¿Se trata de una región del mundo? ¿Es Europa? ¿Es América? ¿O acaso de ambas? ¿O quizás se trata del conjunto de los países ricos? ¿Será una forma de sociedad? ¿Una moral? ¿Una religión, una modo de vida, un estado de ánimo? ¿Debemos alegrarnos de su existencia, o más bien maldecirla...? ¿Dónde, pues, se encuentra Occidente hoy en día? ¿En determinados puntos del globo? ¿O se ha convertido en un concepto mundial?
Si nos proponemos sortear las imágenes borrosas y las ideas confusas, que son fuente de odio y de violencia, es necesario aclarar estos interrogantes. Éste es el objetivo principal de este libro, breve pero indispensable, que permite al lector de cualquier edad comprender el alcance de este concepto cada vez más difícil de ubicar, cada vez menos definido y, por lo tanto, considerablemente amenazado.
Si «Occidente» designa aún al mundo blanco, cristiano, masculino, colonizador, explotador e imbuido de su superioridad, no sería necesario molestarse en su defensa. Si, por el contrario, Occidente significa en la actualidad la idea sin fronteras de una modernidad en constante evolución, en la que están separados los poderes políticos y religiosos, donde están garantizadas las libertades fundamentales y se proclama la igualdad de los sexos, en la que la democracia no es sólo una palabra, entonces es necesario defender Occidente. Pues ese Occidente no es un país, ni siquiera una civilización, sino una dirección del espíritu: una dirección en la que el espíritu, a diferencia del sol, se niega a desaparecer.