Del ensimismamiento solipsista al asombro primigenio ante el mundo que nos rodea, de éste a la curiosidad práctica y, finalmente, a las primeras formas de pensamiento racional y de rebeldía: recurriendo a las fases del desarrollo infantil, F. M. Cornford propone una iluminadora metáfora que describe...
Del ensimismamiento solipsista al asombro primigenio ante el mundo que nos rodea, de éste a la curiosidad práctica y, finalmente, a las primeras formas de pensamiento racional y de rebeldía: recurriendo a las fases del desarrollo infantil, F. M. Cornford propone una iluminadora metáfora que describe las etapas de la aparición de la filosofía. Pero la madurez del pensamiento, la edad adulta, se alcanzaría, desde la perspectiva de Cornford, cuando los griegos no sólo se preguntan por el cómo sino que indagan en el porqué, cuando pasan del descubrimiento y el estudio de la naturaleza al cuestionamiento de la vida humana en sociedad, del bien y el mal, de virtudes, medios y fines. Ese paso, de proporciones y consecuencias colosales, lo daría Sócrates en la Atenas del siglo V a. C. y de ahí que su sombra se proyecte inmensa, delimitando un «antes» y un «después», en la historia de la filosofía: a un lado los presocráticos, al otro, los discípulos de Sócrates: Platón, Aristóteles… y cuantos seguimos bebiendo en su legado.
Así, con precisión y claridad, perfilando los rasgos de cada autor con envidiable concisión, F.M. Cornford revisa en este breve clásico de la divulgación filosófica la evolución del pensamiento griego, desde los albores de la razón –la ciencia jonia– hasta los sistemas filosóficos de aliento totalizador de Platón y Aristóteles. Cornford pergeña una genealogía viva que se ramifica a partir de un tronco común, tomando a Sócrates como punto de inflexión y referente último que alumbra la tradición en la que todavía hoy pensamos.