Ni los mercados ni las entidades, públicas o privadas, toman decisiones. Decir que ?el mercado, que la Reserva Federal o que Goldman Sachs ha decidido...? es una abstracción. Deciden, siempre, personas. Son, siempre, personas con gran poder y esas decisiones suponen consecuencias de enorme importanc...
Ni los mercados ni las entidades, públicas o privadas, toman decisiones. Decir que ?el mercado, que la Reserva Federal o que Goldman Sachs ha decidido...? es una abstracción. Deciden, siempre, personas. Son, siempre, personas con gran poder y esas decisiones suponen consecuencias de enorme importancia. La actual crisis económica mundial, que tiene su origen en el sector financiero en Estados Unidos, demuestra claramente esa afirmación. En su origen hay, por un lado, unas conductas, en algunos casos presuntamente delictivas, de grandes capitanes de grandes empresas financieras (los allí llamados ?banksters?) guiadas por la codicia y aderezadas con la prepotencia y la arrogancia. Del otro lado están las decisiones o no decisiones de los reguladores y supervisores públicos, convencidos a ultranza del dogma de la perfección de los mercados y la inconveniencia de regulación de los mismos. Se produce así una perfecta simbiosis entre lo que genéricamente se denomina Wall Street y esos reguladores instalados en el fundamentalismo del mercado, con consecuencias catastróficas. No para ellos sino para miles de millones de personas en todo el mundo. Detrás y debajo de la crisis de Estados Unidos hay un largo proceso histórico cuyo inicio cabe fijar en el auge económico tras el fin de la Guerra de Secesión. Se va formando la gran nación, la primera potencia mundial, paradigma del capitalismo que pasa, con sus activos y pasivos, por diversas etapas hasta llegar a la actual de capitalismo de casino, altamente especulativo y desequilibrador. No es posible el análisis de la crisis actual sin contemplar ese proceso histórico porque ahí se va definiendo el alma colectiva del país, su ?excepcionalismo? y la conducta de sus clases dirigentes. Y también hay que analizar temas como la globalización, el enorme aumento de la liquidez internacional o los desequilibrios globales, todos ellos caldo de cultivo sobre el que han actuado las causas últimas del desastre, causas últimas sintetizadas en ?la captura del regulador? por Wall Street que, una vez más, triunfa sobre la Main Street.