Nuestra dependencia del petróleo es enorme. Es el símbolo de una época iniciada a finales del siglo XVIII. Hoy, los derivados del petróleo representan en torno al 40% de toda la energía primaria consumida por lo seres humanos, y cerca del 95% de la empleada en el transporte mundial, lo que otorga al...
Nuestra dependencia del petróleo es enorme. Es el símbolo de una época iniciada a finales del siglo XVIII. Hoy, los derivados del petróleo representan en torno al 40% de toda la energía primaria consumida por lo seres humanos, y cerca del 95% de la empleada en el transporte mundial, lo que otorga al oro negro un papel estratégico de primer orden. Pero dos factores impiden que la era del petróleo pueda seguir sosteniendo el metabolismo social del mundo en el siglo que comienza: la perspectiva de su encarecimiento creciente y el cambio climático. El horizonte de una era post-fosilista obliga a reconsiderar el entero modo de producir, comerciar, residir y consumir. El final de la era del petróleo barato plantea, en definitiva, profundos dilemas técnicos, políticos y morales. El futuro está aún abierto, y la trayectoria dependerá de la elección social. Si el mundo aprendió en 1914 a planificar una economía de guerra, ¿por qué no aprendemos a planificar la economía para la paz y la libertad? Otto Neurath